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Obesógenos: El Impacto Silencioso de los Químicos en la Epidemia de Obesidad

Introducción

La obesidad es un problema de salud pública creciente, con tasas alarmantes tanto en adultos como en niños. Si bien los factores más conocidos incluyen el sedentarismo y una dieta hipercalórica, investigaciones recientes han señalado la existencia de

compuestos químicos llamados obesógenos, capaces de alterar el metabolismo y favorecer la acumulación de grasa(1). Estos compuestos están presentes en alimentos, envases, productos de higiene y el medio ambiente, lo que los convierte en una amenaza silenciosa.


¿Qué son los obesógenos?

Los obesógenos son sustancias químicas capaces de interferir en la regulación metabólica y endocrina, promoviendo la obesidad al inducir la diferenciación de células adiposas, modificar el metabolismo lipídico y alterar la homeostasis energética(2). Entre los principales obesógenos se encuentran:

  • Bisfenol A (BPA) y ftalatos: presentes en plásticos y envases de alimentos(3).

  • Plaguicidas organoclorados y organofosforados: utilizados en la agricultura(4).

  • Metales pesados como el cadmio y el plomo(5).

  • Compuestos perfluorados (PFCs): empleados en utensilios antiadherentes y textiles impermeables(6).

  • Bifenilos policlorados (PCBs) y dioxinas: subproductos industriales persistentes en el medio ambiente(7).


Mecanismos de Acción

Los obesógenos afectan la fisiología humana a través de diversos mecanismos, entre los que destacan:

  1. Alteración de receptores hormonales: Los obesógenos pueden imitar o bloquear hormonas como los estrógenos, los andrógenos y la hormona tiroidea, alterando la regulación del peso corporal(8).

  2. Activación del receptor PPAR-γ: Este receptor es clave en la diferenciación de adipocitos y su activación excesiva favorece la acumulación de grasa(9).

  3. Disrupción de la microbiota intestinal: Cambios en la composición bacteriana pueden influir en el metabolismo y la absorción de nutrientes(10).

  4. Inflamación crónica de bajo grado: La exposición a obesógenos puede generar inflamación persistente, un factor vinculado con la obesidad y enfermedades metabólicas(11).


Efectos sobre la salud y el rendimiento deportivo

Además del evidente impacto en el aumento de peso, los obesógenos están relacionados con enfermedades metabólicas como la resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y dislipidemia(12). En el ámbito deportivo, su presencia en el organismo puede afectar negativamente la composición corporal, el gasto energético y la eficiencia metabólica, lo que disminuye el rendimiento físico(13).


Prevención y Reducción de la Exposición

Para minimizar la exposición a obesógenos, se recomienda:

  • Evitar plásticos con BPA y ftalatos, optando por vidrio o acero inoxidable para almacenar alimentos(14).

  • Consumir alimentos ecológicos para reducir la ingesta de plaguicidas(15).

  • Filtrar el agua potable para eliminar contaminantes químicos(16).

  • Elegir productos libres de PFCs en utensilios de cocina y ropa(17).


Conclusión

El impacto de los obesógenos en la salud humana es un campo de investigación emergente con implicaciones significativas para la prevención de la obesidad. Reducir la exposición a estos compuestos podría ser clave para frenar la epidemia de obesidad y mejorar el rendimiento físico. La ciencia sigue avanzando para comprender mejor sus efectos y establecer regulaciones más estrictas que protejan la salud pública.


Bibliografía

  1. Comité Científico de AESAN (2023). Informe sobre obesógenos.

  2. Grün, F., & Blumberg, B. (2009). Endocrine disruptors as obesogens. Molecular and Cellular Endocrinology, 304(1-2), 19-29.

  3. Trasande, L. et al. (2016). Urinary Bisphenols and Obesity. JAMA Pediatrics, 170(4), 375-382.

  4. Lee, D. H., et al. (2006). A strong dose-response relation between serum concentrations of persistent organic pollutants and diabetes. Diabetes Care, 29(7), 1638-1644.

  5. Kippler, M. et al. (2013). Early-life cadmium exposure and its effects on health. Journal of Internal Medicine, 273(5), 446-457.

  6. Grandjean, P., & Clapp, R. (2015). Perfluorinated compounds: emerging threats to human health. Environmental Health Perspectives, 123(5), A129-A131.

  7. Heindel, J. J., et al. (2017). Developmental origins of health and disease and environmental exposures. Molecular and Cellular Endocrinology, 445, 95-102.

  8. Janesick, A. S., & Blumberg, B. (2016). Obesogens: an emerging threat to public health. American Journal of Public Health, 106(9), e1-e5.

  9. Barouki, R. et al. (2012). Developmental origins of non-communicable disease: implications for research and public health. Environmental Health, 11(1), 42.

  10. Martínez, I. et al. (2013). Gut microbiome and obesity: role of environmental chemicals and pharmaceuticals. Gut Microbes, 4(4), 335-340.

  11. Thayer, K. A., et al. (2012). Role of environmental chemicals in diabetes and obesity: a national toxicology program workshop review. Environmental Health Perspectives, 120(6), 779-789.

  12. Legler, J., et al. (2015). Obesogenic effects of endocrine disruptors. International Journal of Obesity, 39(4), 614-623.

  13. Hatch, E. E., et al. (2008). Association of endocrine disruptors with body weight and metabolic disorders. Endocrinology, 149(5), 2623-2632.

  14. Liao, C., et al. (2013). Bisphenol S exposure and obesity. Environmental Science & Technology, 47(12), 6223-6230.

  15. Trasande, L. et al. (2019). Reducing endocrine-disrupting chemical exposure in food. Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 104(3), 1085-1094.

  16. Hu, X., et al. (2018). Water filtration as a strategy to reduce exposure to obesogens. Environmental Research, 161, 487-495.

  17. Scheringer, M., et al. (2014). Unnecessary risks of perfluorinated chemicals in consumer products. Environmental Science & Technology, 48(7), 3725-3730.

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